El momento más difícil al que se enfrenta un pintor es al instante del lienzo en blanco. El tapiz incólume que espera ser transformado en una realidad. Su habitación está llena de las herramientas necesarias para hacer realidad su arte: las pinturas, los botes, los pinceles, los colores pegoteados en su paleta. Su mente se distrae con el entorno. Lo que conoce no le motiva. Los objetos que envuelven su habitáculo le susurran al oído lo que él ya sabe: -<<¡Que está solo!>>- Nada parece inducirle a pensar que, apoyado en ese caballete, se ha tejido el pálido lienzo de sus horas.
Él sabe que es el artista, que su mano espera impaciente a que su paciente alma despeje el camino que otros trillaron en su nombre.
Cierra los ojos. Se separa del ambiente como la incógnita en una ecuación que se despeja para ser revelada.
En la vida todo se torna conforme a nuestra visión del mundo. Lo que vemos es el reflejo de lo que somos en el instante en el que observamos. Nadie puede dudar que lo que se representa en su vida es la materialización de la imagen virtual que ha adoptado mentalmente. La mente, nuestra mente, es el proyector de nuestra imagen, la guionista de nuestra realidad.
¡Nada puede fallar si te entregas! … pero el hombre tiene miedo, y prefiere esperar a que la vida le responda, y la vida le responde…
Cuando estamos más conscientes de nuestras limitaciones y más sentimos la presión de vivir, es entonces cuando más necesitamos aprender a morir y entregarnos a la nueva forma de ser que deseamos.
Pero como artistas que somos debemos morir y además hacerlo con arte. Con nuestro arte. Como el pintor, que tras el breve espacio de tiempo que cubre su existencia, cierra los ojos y se imagina moviendo el pincel, coloreando los mensajes de su alma. Podemos no entender su arte, pero todos sabemos apreciar el sentido que trasciende su alma. El lenguaje del alma le habla al alma.
¡No tengas miedo de desear! ¿miedo a qué? Cuando el hombre tiene miedo no se atreve a abandonarse de este modo a su sueño. Así que nunca muere, tan solo sobrevive.
Cierra los ojos y dibuja, crea, plasma y vive con toda la fuerza de tus sentidos aquello que anhelas. ¿Quién te lo impide?
Todas las cosas se extinguen cuando dejamos de observarlas.
¡Sueña y piensa! ¿Qué te lo impide?