Contagiados de cobardía

Hace días que llevo intentando escribir lo que quiero expresar y no me ha resultado fácil tomar la decisión, os explicaré el por qué. Soy formador de adultos, me dedico a formar personas en el diseño de vidas extraordinarias, me dedico a despertar a la gente de su letargo modificando su concepto actual de vida tratando de mejorarlo por aquél que desean y no por aquél que viven de manera servil y con la inercia propia de un ser inerte…

Intento desbloquear sus miedos para la realización de sus deseos, intento darles el empujón que necesitan para saber que cuando caigan al vacío tienen el poder de desplegar sus alas y volar.

Soy un acariciador de neuronas, un formador de conciencias, un agitador de mentes y un humilde rescatador de almas.

Pero tengo la impresión de que tu alma ya no se puede rescatar, tengo la impresión de que tus conexiones neuronales ya han sido reprogramadas para crear nuevos circuitos que bloqueen cualquier mensaje que se salga del dictado único.

 Ya es muy difícil meter las manos a través del lodo que cubre todo tu interior e intentar buscar esa alma perdida, porque lo único que conseguiré será mancharme las manos de barro para descubrir el hueco vacío que ha dejado tu mente torpe en esta tu vida insulsa.

Ya no quiero molestarte, ya no quiero despertarte, de todos modos quién soy yo realmente para despertar a una persona que quiere seguir dormida.

Todos estos años he ayudado a cientos de personas a mejorar su calidad de vida, pero la tuya ya es imposible, imposible porque llevas más de tres años sufriendo de miedo, absorbido por el miedo y hoy se cierne sobre ti, como una nube gris oscura que cubre el cielo, una nueva “pandemia”, pero esta “pandemia” no es una “pandemia” como la anterior, ésta es de cobardía, te has convertido en un cobarde y no quiero trabajar contigo. Me aburres. Te detesto.

No me llames para que te ayude si no eres capaz de cuestionarte nada de lo que oyes, nada de lo que ves, nada de lo que sientes. Eres un caso imposible. Vas a venir a que mejore tu vida y te voy a insultar, y si estás dormido, te levantarás de la silla y te irás, pero si estás despierto te quedarás, por lo menos, a escuchar lo que tengo que decirte.

 En primer lugar  siento un elocuente desprecio por las normas impuestas sin sentido, un impulso inevitable por romper y doblegar las reglas establecidas, echando abajo convencionalismos y normas culturales que la mayoría hemos aceptado sin cuestionarnos.

Y como me gusta cuestionármelo todo, he vivido estos últimos años en una disociación que lejos de alejarme de la realidad, me ha vuelto más consciente de ella. Por eso quiero que escuches bien este mensaje, porque lo único que deseo es ayudarte a que pienses por ti mismo.

Te has tragado la patraña, desde el principio hasta el final, lo malo es que el final todavía no ha llegado, tú ya no marcas el tiempo, lo marcan por ti. ¡Qué triste! ¡tragacionista!

Cuando todos piensan igual, quizás es porque probablemente ninguno esté pensando.

Todos los gobiernos del mundo luchan desenfrenadamente por parar un nuevo virus que podría tener un gran impacto en millones de personas en toda la tierra (sobre todo en aquellas que sobramos, según los pseudoexpertos). Este virus se llama VERDAD.

Desde aquellas instituciones que establecen sus reglas, normas y dogmas, ya sean políticas, informativas, religiosas, judiciales y otras tantas, se te dijo, que formar parte de esta inoculación ( experimento génico) era un acto de amor, de responsabilidad para con los tuyos, de generosidad…y lo hiciste. ¡Incauto!

   Te inoculaste por miedo, no por generosidad.

Te pusiste el bozal por miedo, no por generosidad.

Inoculaste a tus hijos por miedo, no por generosidad.

No has sido generoso, has sido un maldito cobarde.

Ahora, si el remedio milagroso no te funcionó, no culpes al que no lo recibió, culpa al que te “obligó” (al final solo fueron recomendaciones) a ponértelo. Culpa al fabricante, al médico, a la distribuidora, a tu gobierno, pero no intentes hacerme sentir la culpa que te corroe por todas tus venas.

Yo me cuestioné el discurso desde el principio, porque prefiero pensar de manera libre, pero la libertad exige de una gran responsabilidad, la tuya, por eso es más fácil que te digan lo que tienes que hacer ¿verdad?, así, la responsabilidad, se puede compartir, la culpa se puede echar fuera de ti.

Este experimento ha sido el mayor test de inteligencia de la humanidad. Es la primera vez en la historia que una inoculación sirve para entrar en un restaurante, cine o concierto, pero no sirve para evitar la enfermedad por la cual supuestamente estabas inoculado. Ahora a esto lo llaman ciencia. ¡Pardillo!

Imagina por un momento un remedio tan seguro que tienes que ser amenazado para inoculártelo.

Imagina que por inocularte te regalan un pasaporte (COVID pass) que te permite entrar en cualquier sitio y poder moverte por donde quieras. Acabas de convertir tus derechos fundamentales en privilegios. Y si, acabaste degradando tu libertad en una sombra que languidecía a cada paso que dabas, con humillante servilismo, por una regalía que ya era un derecho tuyo de nacimiento. ¡Patético!

La ley no debería ser justa por ser ley, sino más bien lo contrario, debería ser ley porque es justa, y cuando la ley es injusta, lo correcto es desobedecerla.

¡Los no inoculados deben inocularse para proteger a lo que están inoculados, porque los inoculados no están protegidos con la inoculación que tienen que ponerse los no inoculados para proteger a los inoculados! No te preocupes, vuelve a leerlo, que seguro que te has liado.

Ahora escucha bien esto porque ya termino:

Yo trabajo con valientes, con aquellas personas que teniendo miedo están dispuestas a darlo todo por mejorar sus vidas.

 Esas son las personas de las que quiero rodearme, personas que quieren evitar dormirse porque desean seguir despertando para vivir despiertas y conscientes.

Mi clase está exenta de gente obligada a ponerse un bozal. En mi clase se respira aire, no tu propio aliento fétido cargado de miedo y sumisión.

 O si prefieres cuéntame más sobre ese virus que puede escaparse de un laboratorio de bioseguridad de nivel cuatro, pero que al mismo tiempo no puede atravesar tu bozal de Mickey Mouse, y del que puedes deshacerte usándolo como basura común, pero que te impide ver a tus familiares fallecidos por si acaso.

 Mi clase está exenta de gente negacionista, sí, porque el negacionista eres tú, que te has inoculado dos, tres o cuatro veces, llevas el bozal todo el día como accesorio en tu look y todavía niegas que has sido engañado y estafado…y lo peor es que lo sabes, por eso vives a la defensiva y por eso me atacas, porque no soportas tu propia cobardía.

El gobierno es el virus, los medios de comunicación son los que lo esparcen, el comportamiento de la gente es la pandemia…y la cura es el sentido común( la inteligencia de pensar en tu libertad como un fin en sí mismo).

La gente pensará que estoy loco porque hablo de cosas que nunca salen en televisión.

“Te falta una dosis para tener la pauta completa” (da igual cuando leas este mensaje).

 A mi clase viene la oveja negra de la familia, aquella que tiene el valor de cambiar la historia.

 Toda su vida las ovejas siempre han tenido miedo del lobo, pero es el pastor quien se las comió finalmente.

A mi clase viene la persona que está convencida de que si pierde su libertad es por su propia debilidad.

A mi clase viene la persona que no necesita formar parte, con su indolencia, de un experimento para seguir viviendo con tranquilidad y salud.

En mi clase no se enseña a respetar a un LGTBIQ, en mi clase se enseña a respetar.

En mi clase no se enseña a no insultar al que es de otra raza, en mi clase se enseña a no insultar.

En mi clase no se enseña a no maltratar a una niña o a una mujer, en mi clase se enseña a no maltratar a ningún ser humano.

En mi clase prima el amor, no el odio ni la venganza.

En mi clase no hay distancia de seguridad.

A mi clase viene la gente que desea abrazarse y besarse.

En mi clase la palabra “prohibido” significa “hazlo” sin que se den cuenta.

El problema no es que la gente carezca de educación, el problema es que las personas están lo suficientemente educadas para creer lo que se les ha enseñado, pero no están lo suficientemente educadas y seguras para cuestionar lo aprendido. (Richard Feynman).

La amenaza más grande de la humanidad no viene de los tiranos, sino de los borregos obedientes.

Gracias lector por no usar mascarilla y por no seguir inoculándote sustancias experimentales, por no obedecer las normas de los que creen que son más listos que tú. Eres la esperanza de un futuro libre de psicosis colectiva y de tiranía.

…y ahora vas y lo twiteas.

Autor: Danielo Bagárñez

Acariciador De Neuronas, Formador De Conciencias, Agitador De Mentes...Y Humilde Rescatador De Almas... Talento pedagógico en el arte de romper estereotipos, paradigmas y creencias que limitan las capacidades extraordinarias del ser humano, a través del viaje de descubrimiento de la verdadera originalidad del SER.

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