En un día de esos, como otro cualquiera, acorralado en una maraña de pensamientos, se dejó caer bajo un frondoso manzano, cuya sombra cubría todo el espacio destinado a olvidar. No pensaba, su mirada estaba fija en el horizonte, como quien se traslada a otro estado intentando evitar que el pestañeo convierta el viaje en una falacia absurda de su mente…el aire le recuerda, al estremecer su cuerpo en un escalofrío, que su existencia es real. Está solo porque así lo ha decidido. Cierra los ojos. La brisa vuelve a soplar con gravedad, arrancando el fruto de la rama con la levedad del sufrimiento del que pierde su preciado valor…la manzana golpea en la cabeza del joven durmiente , que al recibir el impacto se sobresalta con estupor, y agarrando el fruto con vehemencia, lo lanza al espacio infinito frente a si, gritando con rabia:
-¡ Maldita seas!…
Su estado de ánimo se torna indefectiblemente agriado por el acontecimiento, obligándole a abandonar su siesta placentera…al volver a casa y entrar en su habitación de estudio, su ira se vuelca con todos los libros y apuntes que cubren su escritorio. Arrojándolos contra el suelo, maldice y odia su existencia, vertiendo el éter de verborrea absurda e infértil…Quería soluciones, paz y seguridad, pero había perdido su don de dios…
El hombre se convierte en aquello en lo que piensa de si mismo la mayor parte del tiempo…el gran obstáculo, para cambiar el hábito de ser el mismo de siempre, es pensar y sentir de acuerdo con el entorno, el cuerpo y el tiempo.
Necesitas permitirte a ti mismo ser tú y dejar a los demás que sean ellos mismos. Hay veces en la vida en la que necesitas aislarte para ser el único responsable de tus acciones. Por eso, aquellas personas que se alejan de la sociedad, se convierten en iluminados…pero para conseguir la iluminación debe haber previamente un periodo de oscuridad, un periodo de abandono de ideas, de hastío, de soledad, de abatimiento, de nostalgia, de preocupación, de angustia, de duda, de inacción…de muerte. Este es el estado previo a toda iluminación…y es necesario vivirlo, porque de lo contrario no habría contraste con el esplendor del amanecer. La noche oscura del alma. El momento previo a la desintegración del concepto de oruga para poder experimentar la metamorfosis de un nuevo estado del ser.
¡Rechaza las reglas y sigue tu propio camino! ¡ Disfruta de tu diferencia! ¡ No olvides nunca tu individualidad! y ¡ Vive con los ojos de un espectador!
El joven Isaac observando sus emociones, aislado del mundanal ruido, descubrió que quizás nada pasaba por casualidad, que probablemente, su vida, estuviese predeterminada por la forma en la que pensaba, y que entonces se podría llegar a ser capaz de predecir y calcular las formas ordenadas con las que funcionaba el mundo… su pequeña parcela de mundo.
Quizás la manzana tuvo que caer, en ese preciso instante, en el que su noche oscura del alma preparaba el camino para el despertar de una nueva conciencia.